20 mar 2010

Gravedad


Había pasado su vida huyendo, huyó de su familia a muy temprana edad, huía del compromiso,huía de si misma. El único lugar al que pertenecía era su propia doctrina, la doctrina del aire, volaba, colgada de una tela, esa sensación de estar a punto de caer, aferrándose con todas sus fuerzas a ese único pedazo de tegumento que la taba a la vida, ese era su único lazo con la existencia.
Era egoísta, lo sabía, lo supo en el momento en que, tras una noche de copas, cayó sobre ella el peso de la maternidad. En su espectáculo no había papeles secundarios, solo ella y ese era un peso que no la dejaría volar.
Tomó una decisión, de la cual no estaba muy segura,pero se convenció a si misma de que era lo mejor. Abortó.
Creía que eso la liberaría del peso de una existencia ajena a la suya, desconocía que ese secreto sería la carga más pesada que llevaría a cuestas. Podría volar pero su espíritu nunca le perdonaría haber osado desafiar la gravedad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente. El final es grandioso.